La verdad no la recomiendo mucho,no porque sea mala sino porque me hizo pasar una de las peores noches de mi vida. el trailer muestra las menores cosas (aviso) Tambien os traigo el de la 2por si os interesa
PELICULA 1
PELICULA 2
miércoles, 28 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
historias de miedo ''reales''
AMOR TERRORIFICO:
Cuenta una leyenda que en un pueblo cercano de mi ciudad la historia de unamor terrorífico, en el cual, la enamorada se vengó de su pareja infiel. Todas las noches antes de dormir, mi abuelo me contaba esta historia de terror.¡Me encantaba!.
Era la historia de Marta, una adolescente de 16 años que estaba enamorada de Sergio, desde hacía ya 6 años. Sergio era un chico muy atractivo, gracioso y gran amigo de sus amigos.
A Marta le encantaba, era el chico de sus sueños con el cual se veía un día en el altar de una iglesia con un vestido de noviablanco perla. Él era su sueño, su vida… ¡¡su obsesión!!.
En la fiesta del colegio, Marta consiguió que Sergio cayera a sus pies rendido. Marta estaba ilusionadísima con todo lo que había pasado. Pero poco tiempo después su ilusión acabaría marchitándose como una rosa.
Marta fue violada y asesinada en el monte. Nadie sabía quien había sido, quien
Pero Marta, si sabía quienes le habían hecho todo eso, no podía cruzar al otro lado sin antes vengarse de su muerte y la infidelidad. Habían sido su novio, Sergio y la chica con la cual Sergio le era infiel a Marta, Yolanda (la chica más popular de todo el colegio)…podría haberle hecho tal cosa, a una niña tan inocente pues Marta era muy bien vista por el vecindario.
Marta fue hallada, desnuda completamente, con los ojos en sangrentados, y cortada por varios sitios de su cuerpo. Debió de ser una muerte muy dolorosa.. por eso el espectro de Marta tuvo que vengarse, ella no había merecido morir así… Se introdujo en los sueños de Sergio y Yolanda, haciéndoles pasar tal dolor que murieron del sufrimiento.
Pero a Marta eso le gustó demasiado, sintió demasiado placer viendo como ella a través de los sueños podía matar a la gente… No cruzó, sigue entre nosotros, metiéndose en nuestros sueños, haciéndonos pagar el mal que hayamos hecho a alguien..
LA MUJER DEL CARRITO:
Vivo en un pequeño pueblo, a las afueras de la ciudad. Mi familia y yo vivimos aquí desde hace mucho tiempo. Es un pueblo pequeño con pocos habitantes y cada vez, somos menos.
Mi madre dice que estoy loco, pero a mí nuestra vecina me da mucho miedo. ¡Siempre me dio miedo!. Sólo sale algunas veces, por las noches con un carrito de bebé y recorre las calles durante toda la noche. Y cada mañana de su salida, desaparece alguien…
Nadie le ha dado importancia, pero yo sí, soy una persona hipersensible, a todo le tengo temor, incluso, nunca he jugado a ningún . Por eso, mi madre no me hace caso, pero yo sé que esta señora, esconde algo. ¡Estoy casi seguro!
¡Shh.. ! Está saliendo de casa, oigo sus tacones acercarse.. Las ruedas del carrito chirrían cada vez más cerca… Está aquí…
Me he despertado, ¡Uff! menos mal, que todo ha sido una pesadilla. (Me río) Todo esto parecía uncuento de terror…
-Mamáááá, mamáááá – Grito.
Como no me responde me dirijo hacia su habitación. No está. Bajo por las escaleras hacia la cocina. Tampoco está. Abro la puerta y me dirijo hacia el garaje que está en la parte trasera del jardín.
En cuanto abro la puerta, me caigo hacia el suelo llorando con el dolor más grande del mundo. ¡Mi madre está muerta! Está tumbada en el suelo, con una muñeca en sus manos.
EL ECO DE RISAS:
Aquel fin de semana me quedé en casa de mi prima Mar. Nuestros padres habían ido al cine a ver una película de miedo y nosotras no podíamos ir, no teníamos la edad exigida para poder entrar.
Nos pasamos toda la noche contándonos historias de terror, ya que no podíamos ir al cine, ya nos encargábamos nosotras de pasar miedo. ¡¡Nos encantaban las historias de miedo!!. Hasta aquella noche…
Encerradas en la habitación, escuchamos como la puerta principal de la casa se había abierto, pues la puerta era muy vieja y chirriaba mucho. Asustadas, asomamos la cabeza por el pasillo a ver si habían vuelto nuestros padres, pero
no había nadie allí y la puerta estaba cerrada. No le quisimos dar mucha importancia, era el miedo de aquellas historias, que hacían que escucháramos lo que no era. Poco duró el silencio, pues una niña pequeña se reía en el pasillo. Se oía perfectamente el eco de las risas.. Nos tumbamos en la cama e intentamos dormir con la luz encendida, pues estábamos muertas de miedo y no queríamos apagar la luz.
Agarradas de las manos para mantener el contacto, mientras dormíamos… notamos como la luz se apagó.. Así, sin venir a cuento.. Se apagó. Mar dijo que no me preocupara, que muchas veces sufrían de apagones, pero antes de que acabara la frase.. la televisión se encendió.. No había imagen, sólo se escuchaban las risas de la niña. Mar se acordó de su muñeca preferida que tenía debajo de la cama, así que el miedo hizo que la cogiera y la tirara por la ventana..
A la mañana siguiente, la muñeca estaba en nuestra camal. No supimos como llegó allí, pero la muñeca volvía estar en la casa.
NOCHE ESTRELLADA
Una joven pareja decide dar un paseo nocturno or el bosque cercano a su ciudad para ver las estrellas y el firmamento sin la polución de la urbe. En el momento de regresar a casa, el muchacho se da cuenta que el coche no arranca. Tras un rato intentándolo, él le propone a ella esperarle en el coche mientras va a pedir ayuda. Ella, aunque algo asustada, acepta. Nada más partir él, cierra bien todos los seguros.
El tiempo pasa y su novio aún no ha regresado...Siguen pasando los minutos y el miedo en ella cada vez es mayor. De repente, ella empieza a escuchar un ruido en el exterior, más concretamente en el techo del coche. Parecía como si una rama de árbol rozará con el coche por el aire que soplaba fuera. Aunque era extraño, porque no estaban próximos a ningún árbol. Aunque asustada, al final termina durmiéndose.
Al amanecer, la muchacha es despertada por la policía. Extrañada, ella abre la ventanilla y le piden que salga del coche, pero que no mira detrás de ella. Evidentemente, se volvió y vio a su novio muerto, colgando de la rama de un árbol mientras sus pies rozaban el techo del coche.
NOCHE ESTRELLADA
Una joven pareja decide dar un paseo nocturno or el bosque cercano a su ciudad para ver las estrellas y el firmamento sin la polución de la urbe. En el momento de regresar a casa, el muchacho se da cuenta que el coche no arranca. Tras un rato intentándolo, él le propone a ella esperarle en el coche mientras va a pedir ayuda. Ella, aunque algo asustada, acepta. Nada más partir él, cierra bien todos los seguros.
El tiempo pasa y su novio aún no ha regresado...Siguen pasando los minutos y el miedo en ella cada vez es mayor. De repente, ella empieza a escuchar un ruido en el exterior, más concretamente en el techo del coche. Parecía como si una rama de árbol rozará con el coche por el aire que soplaba fuera. Aunque era extraño, porque no estaban próximos a ningún árbol. Aunque asustada, al final termina durmiéndose.
Al amanecer, la muchacha es despertada por la policía. Extrañada, ella abre la ventanilla y le piden que salga del coche, pero que no mira detrás de ella. Evidentemente, se volvió y vio a su novio muerto, colgando de la rama de un árbol mientras sus pies rozaban el techo del coche.
TUVISTE SUERTE
Después de una noche con sus amigas de fiesta por ahí, una muchacha vuelve a su habitación que comparte con una amiga. Para no despertarla decide no encender la luz. Así que entra en la habitación, se pone su pijama y se mete en la cama. Todo esto en la más absoluta intimidad. Antes de dormirse escucha ruidos, cómo jadeos. Pero imagina que es su amiga que está con su novio. Así que se mete debajo de la colcha para oír lo menos posible y finalmente se duerme.
A la mañana siguiente, la muchacha se despierta y mira hacia la cama de la amiga, para ver si ésta se había despertado también. Y allí estaba su amiga.... ¡¡pero muerta!! Su cama era un charco de sangre. En la pared de encima de la cama de su amiga había escrita con sangre una frase que la hizo chillar de terror: "Tuviste suerte de no haber encendido la luz.
TUVISTE SUERTE
Después de una noche con sus amigas de fiesta por ahí, una muchacha vuelve a su habitación que comparte con una amiga. Para no despertarla decide no encender la luz. Así que entra en la habitación, se pone su pijama y se mete en la cama. Todo esto en la más absoluta intimidad. Antes de dormirse escucha ruidos, cómo jadeos. Pero imagina que es su amiga que está con su novio. Así que se mete debajo de la colcha para oír lo menos posible y finalmente se duerme.
A la mañana siguiente, la muchacha se despierta y mira hacia la cama de la amiga, para ver si ésta se había despertado también. Y allí estaba su amiga.... ¡¡pero muerta!! Su cama era un charco de sangre. En la pared de encima de la cama de su amiga había escrita con sangre una frase que la hizo chillar de terror: "Tuviste suerte de no haber encendido la luz.
TUVISTE SUERTE : Después de una noche con sus amigas de fiesta por ahí, una muchacha vuelve a su habitación que comparte con una amiga. Para no despertarla decide no encender la luz. Así que entra en la habitación, se pone su pijama y se mete en la cama. Todo esto en la más absoluta intimidad. Antes de dormirse escucha ruidos, cómo jadeos. Pero imagina que es su amiga que está con su novio. Así que se mete debajo de la colcha para oír lo menos posible y finalmente se duerme. A la mañana siguiente, la muchacha se despierta y mira hacia la cama de la amiga, para ver si ésta se había despertado también. Y allí estaba su amiga.... ¡¡pero muerta!! Su cama era un charco de sangre. En la pared de encima de la cama de su amiga había escrita con sangre una frase que la hizo chillar de terror: "Tuviste suerte de no haber encendido la luz
VIGILA LAS PATATAS:
una pequeña ciudad de España, un padre que tiene un pequeño bar, contrata a su hijo en verano para que le eche una mano con los turistas que llegan a la ciudad en esas fechas. El hijo no es muy trabajador, de hecho es bastante despiste, por lo que su padre le encomienda pocas tareas y todas ellas fáciles. Una tarde-noche, con el bar aún vacio, el padre debía ausentarse una media hora, por lo que dejó encargado del bar a su hijo. No había nadie, por lo que lo único que tenía que hacer era prestar atención a unas patatas fritas que había dejado friendo en la freidora. El chico le dice que no se preocupe, pero viendo un partido de fútbol que echaban por la tele se olvida de las patatas. El teléfono suena a los pocos minutos y al responder oye una voz que le dice "vigila la freidora" y cuelga. El chico piensa que es una broma del padre, pensando que se le habían olvidado las patatas. Pero aún era pronto para ir a verlas, por lo que sigue mirando el partido. Pocos minutos más tarde vuelve a sonar el teléfono. Lo vuelve a coger y es la misma voz de antes con la misma advertencia. Aún no es hora de sacarlas, pero alertado por esas dos extrañas llamadas de teléfono, decide ir a ver qué es lo que pasa. Una vez delante de la freidora se da cuenta de lo que le advertía el teléfono. Al levantar la cesta de las patatas, descubrió la cabeza de su padre, medio frita.
MAÑANA TRAERÉ MÁS En 1947, en una Berlín en ruinas, una joven se encuentra con un ciego errante en la calle que le pide llevar una carta a una dirección. Caritativamente, ella acepta y toma el camino de la dirección indicada. Pero al hacerlo ve como el ciego huye corriendo, sin vacilación alguna, y que desaparece girando rápidamente por la primera esquina. La chica no entiende nada... Encontrando este comportamiento sospechoso, la joven va a contar lo sucedido a la policía. La policía escucha lo sucedido y decide ir a la dirección a la que supuestamente debía entregar la carta, acompañados de la chica. Una vez allí, descubren con horror que en esa vivienda se encuentran dos hombres y a una mujer muertos, además de una gran cantidad de carne (la carne en aquella época era muy valiosa, ya que estaban arruinados). Pero para sorpresa de la policía la carne no era de animal, sino que era... carne humana. Y el texto de la carta que la joven debía entregar decía lo siguiente: "Carne de la mejor calidad para la población. Mañana les traeré más."
aqui unas historietas mas de terror
ALGUIEN OBSERVANDO
A la chica protagonista de esta historia ya la conocéis, es aquella a la que hemos llamado Lorena.
Lorena solía pasar muchas horas sentadas frente a un libro o una máquina de escribir o unos folios porque le gustaba leer y escribir. Se metía en su habitación y pasaba allí el tiempo tratando de hacer algo productivo por simple placer.
En ocasiones notaba como si alguien le observase desde atrás. La sensación era tan fuerte que no podía evitar volverse, y allí solía estar su padre, en el umbral de la puerta, observándola en silencio con una sonrisa en el rostro, posiblemente orgulloso de ver a su hija tan entregada a algo.
- ¿Cuánto hace que estás ahí? -Le preguntaba.
- Un ratito. -Contestaba él.
Y así sucedió en muchas ocasiones. Lorena se acostumbró a saber que cuando notaba esa mirada en la nuca, insistente, invisible, detrás estaría su padre mirándola con cariño. Era bonito vivir una sensación así.
Un día escuchó su nombre.
- ¿Qué? -preguntó al tiempo que giraba el rostro.
Se asombró de ver que no había nadie, y entonces se preguntó si había escuchado una voz de hombre o de mujer y no supo contestarse. No le dio más importancia y siguió con sus quehaceres.
Volvió a ocurrirle, y esta vez notó que la voz estaba "pegada" a su oído. Quien hubiera dicho "Lorena" lo tenía que haber dicho en un susurro firme justo en su oreja. Pero no había nadie, estaba completamente sola en la habitación. Tampoco esta vez hubiera sabido concretar si se trataba de una voz femenina o masculina pero lo que sí tenía claro era que lo había oído lo suficientemente fuerte como para arrancarla de sus pensamientos.
Su padre murió. Alguien le dijo que aquella casa estaba llena de espíritus que desde hacía mucho tiempo esperaban la llegada de su padre, y más tarde tendría oportunidad para comprobar si aquello era cierto o no... pero esta es otra historia, no quiero desviarme.
Lorena estaba una tarde en su habitación cuando notó a su padre en el umbral de la puerta. Se giró porque sabía que estaba ahí, como siempre, y la sonrisa desapareció de su rostro cuando recordó que su padre ya no estaba porque había muerto. Sintió un escalofrío porque sabía que aquella sensación había sido tan vívida y tan fuerte como cuando el hombre estaba vivo, y no supo qué pensar.
De nuevo y durante un tiempo, siguió escuchando a alguien llamarle al oído y también la mirada clavada en la nuca, pero de nuevo y durante todo ese tiempo que duró, allí ya no había nadie.
EL VISITANTE
En un apartamento de Gandía, Alicante, dos hermanas compartían habitación durante el verano. Por las noches salían hasta tarde y se acostaban antes de que amaneciera porque estaban de vacaciones y no tenían obligación de levantarse temprano. La hermana mayor se acostó y se quedó dormida en cuestión de segundos, tanto era el sueño que tenía. La otra hermana se entretuvo en el cuarto de baño unos minutos, y cuando apareció por la habitación se quedó boquiabierta durante el poco tiempo que duró el extraño suceso. Apenas quedaban unos minutos para que amaneciera, y un poquito de luz comenzaba a asomarse a través de la terraza, sin embargo la joven vio otra luz: una silueta brillante, blanquecina y alargada, que desde los pies de la cama alargaba unos brazos sin carne en dirección a su hermana dormida. Al entrar en la habitación lo que sin duda debía ser el rostro del ser se giró hacia el umbral de la puerta donde estaba ella y acto seguido la silueta se empequeñeció a pasos forzados como un fuego en movimiento y salió por la terraza. ¿Quién era aquel ser? ¿Les había pasado antes? Lo único que pude averiguar de aquella conversación que me pareció interesante era que la hermana dormida poseía en su paladar marcada en líneas la Cruz de Caravaca.
LOS PASOS
En un complejo de apartamentos de El Saler, en las playas de la costa Valenciana, veraneaba una familia cuyos padres no pasaban casi parte del verano allí porque tenían trabajo en la ciudad. Generalmente la casa estaba a cargo de la hermana más mayor pero en aquella ocasión la madre SI estaba. Pero cansada, tanto que se marchó a dormir y lo hizo en el salón de la casa.
Mientras tanto, dos de las hijas (hermanas de nuestra querida Lorena), concretamente la mayor y la menor, estaban pasando un rato divertido abajo junto a dos invitados de la casa, un amigo de la familia de su edad, y una prima a la que llamaremos Merche (y que seguramente seguirá apareciendo por estos lares).
Se divirtieron haciendo experimentos de levitación que no resultaron y viajes astrales que sí que dieron algún que otro fruto. Ya entrada la noche la hermana pequeña se marchaba hacia casa mientras el resto quedaba abajo, ya más tranquilos, mirando las estrellas.
Entonces pasó algo: escucharon el susurro de unas pisadas, y muchos ojos atónitos descubrieron que las pisadas eran reales pero invisibles... estaban pisando el césped y se mostraban las huellas. Chillaron y corrieron hacia la entrada del edificio y entonces pasó algo más: las luces del edificio entero se apagaron y sobre él aparecieron otras luces, enormes, naranjas, casi fosforescentes, que venían en dirección al complejo desde la playa.
No soportaron el miedo y corrieron escaleras arriba hacia el hogar, donde justamente la hermana pequeña acababa de entrar. Se escondieron en la habitación agitados tratando de no despertar a la madre y hablaron de lo que habían visto.
Al día siguiente la madre les preguntó qué había pasado. Ella había presenciado algo pero no quería contarlo, antes quería escuchar las versiones de los hijos y amigos. Cuando terminaron de contar su experiencia, la madre les confesó que aquella noche entreabrió los ojos y vio, a través de la persiana no del todo cerrada y de sus agujeritos, unas enormes luces que se movían con mucha agilidad.
Este sería uno de tantos sucesos extraños que presenciarían los componentes de esa familia. En esta ocasión, Lorena tan sólo recuerda algún que otro grito. Su ventana estaba totalmente cerrada y ella no había visto nada.
fenomenos paranormales
Todo comienza en Febrero del año 2000, cuando una pareja decide subastar (vía Ebay) un cuadro que había estado en su casa por algun tiempo. Las razones que arguyen para deshacerse del cuadro es que la pintura que representa a dos niños? posando delante de una puerta de vidrio está embrujada. Y que los personajes se mueven durante la noche y pretenden escaparse del lienzo. Esté quedo, según ellos, demostrado primero por los tetimonios de su hija pequeña y luego por las imágenes que lograron capturar con su cámara fotográfica.
Expuestos estos detalles menores, la obra, que comienza con una tasación incial de unos 200 dolares sube de precio rapidamente para ser vendida en 1.025 U$. Los mensajes de personas afectadas por la simple observación de las imágenes comienzan a llegar y a ser retrasmitidas en la web. Descomposturas, pesadillas, niños que rompen en llanto sin motivo aparente y cientos de manifestaciones más.
El mismo autor de la obra, Bill Stoneham, al dar cuenta de este fenómeno aparece en escena y declara haber realizado esta pintura en 1972 para una galería en California y haber sido adquirida por el actor John Marley luego de lo cual perdiera su rastro hasta la fecha de la subasta. Tanto el dueño de la Galeria como el columnista de “Los Angeles Times” que hiciera la crítica de la obra murieron a menos de un año del hecho (coincidencia?) Al día de hoy, la obra recala en una galería en Michigan ( quien la adquiriera en la subasta), la cual vende reproduciones a 400 dolares, amortizando ampliamente la inversion.
Esta foto fue tomada por una mujer y su novio, meintras se divertían con una guitarra en una vieja casa a la cual se acababan de mudar.
En el momento de tomar la fotografía no se percataron de la extraña figura que aparece sentada en el sillón. Tras revelar la imágen, ambos no podían creer lo que veían. Un espíritu sentado a escasos metros de la mujer, en el sillón de la sala.
Algunas semanas después de aquel extraño suceso, supieron que un anciano que vivía en aquel lugar se había quitado la vida en la misma casa. Lo más extraño de la historia es que aquel hombre, había sido guitarrista. Acaso, la música de la guitarra habrá podido atraer por un momento, el alma de aquel ansiano, solo para oir una vez más los acordes de una guitarra?
via: asusta2.com.ar
En estos últimos los relatos contados por los trabajadores pone los pelos de punta, en uno de los de Madrid es donde estoy llevando las investigaciones, los sucesos predominan por varias de las zonas, plantas de oncología, zonas funerarias pasillos, etc.
El timbre de la habitación suena, van a ver si en la habitación se ha quedado alguien encerrado de la empresa de limpieza cuando al abrir comprueban que no hay nadie, carros de medicamentos que se mueven solos y llegan hasta las plantas, pero en ella no hay nadie y nadie se lo ha llevado, esta habitación en cuestión es uno de esos lugares en los que cuando el enfermo esta en fase terminal le alojan allí para que pase lo mas tranquilo posible, sus últimos días en compañía de sus familiares y amigos.
Alguna enfermera que ya está jubilada de dicho hospital comentaba que ella seguía viendo a pacientes días después de morir, y que había algunos que se quedaban mucho más tiempo, el motivo no lo sabía y ella solo les saludaba.
Aun así solo es un relato de una mujer que cree en estas cosas, pero preguntando a algunas enfermeras y alguna doctora, que suelen ser bastante escépticos en este tipo de cosas, si reconocían algunos fenómenos por lo menos raros, aparte de la anécdota del timbre que es bastante normal que suceda, es mas, ya lo tienen desconectado, solo lo conectan cuando algún paciente ocupa la habitación.
Otro de los sucesos que ocurrió en la habitación fue, después de haber sacado a un difunto de la habitación, cuando entraron a limpiar llamaron a la puerta del baño.
Cuando fueron a abrir pensando que sería algún familiar en el cuarto de baño no había nadie, los golpes están totalmente seguros que provenían de la puerta, y es mas, yo he comprobado llamando desde las puertas de las otras habitaciones de al lado y los baños de la misma, y por muy fuerte que llames es imposible confundirla con la puerta de dentro de la habitación.
Otra de las cosas que ocurren es el arrastrado de muebles en zonas donde arriba no hay muebles ni nada para poder arrastrar. No obstante, los testimonios de tanta gente dan que pensar y en una ocasión me dijeron que cuando se muere alguien en una habitación por debajo de la puerta se ve como un brillo especial. Este testimonio lo dan muchas de las personas que trabajan en los hospitales.
Os seguiré contando cosas curiosas sobre estos sitios, estoy pensando la manera de poder intentar grabar algunas psicofonías, pero por causas obvias no se puede hacer de una forma abierta, la dificultad de estos lugares para conseguir permisos hace que me “busque la vida” para entrar. Claro siempre tengo mis contactos dentro que me mantienen bien informado?
Me había ido a celebrar los quince años de una amiga, mientras que mi hermana se quedó a dormir en la casa de una de sus amigas. La fiesta fue de lo mejor, ¡nos divertimos como nunca! Hasta que llegó el momento que tomé en exceso alcohol y quedé mal de la cabeza. Pregunté a mi amiga que si podía retirarme en consecuencia de mi malestar y me lo permitió sin problema.
Al llegar a mi casa noté que no estaban mis padres, no me pareció raro. Seguro tuvieron una reunión importante o salieron a alguna parte, de todos modos, eso no me preocupaba mucho.
Después de un rato de estar viendo tele, algo que había mostrado ser relajante para mí en estas situaciones, escucho abrir la puerta; era mi madre y mi padre. Se miraban angustiados, mi madre me abraza de inmediato y me parece escucharlos hablar; parecía importante, pero no entendía nada. Caí inconsciente luego de poco, seguramente por mi “borrachera”.
Al amanecer estoy en mi cuarto, mi hermana me despertó diciéndome: “Despierta dormilona”, típico de ella. Le mandé al carajo y me fui a desayunar. Tenía la intención de ocupar el baño, pero mi madre se me había adelantado. Es raro, pero creo que le escuché sollozar.
Me preparé cereal y dispuse a ver tele, todavía me sentía mareada.
Durante los comerciales escuché un llanto profundo, que seguí quedando frente al cuarto de mi hermana. Al entrar, la vi tirada en el piso llorando y le pregunté qué le pasaba, preocupada. “Hermana, te quiero mucho” me dijo, y abrazó, “Recuerda que puedes contar conmigo para lo que sea” yo asentí y ella se echó a llorar de nuevo, me pidió que le diera un momento; al parecer no quería contarme que pasaba. Totalmente confundida fui por mi madre que ahora estaba en la cocina, sin más le pregunté que pasaba con mi hermana que estaba en su habitación llorando. Ella abrió totalmente sus ojos y me miró atónita “¿De qué diablos estás hablando?” Me responde, y entre lágrimas continúa “Hija, tu hermana fue asesinada cuando iba a la casa de su amiga, te lo dije ayer cuando estabas viendo la tele, ¿no recuerdas?”
sábado, 10 de noviembre de 2012
LA MEJOR DECORACION DE HALLOWEEN:
La rivalidad entre dos vecinas que se odian en secreto las llevará a hacer cualquier cosa por ganar un concurso de la casa mejor decorada en Halloween. Leyenda urbana inspirada en un supuesto hecho real…
Sara y Cathy eran las típicas vecinas envidiosas que no se soportaban la una a la otra. Detrás de la falsa cordialidad y amabilidad que demostraban cuando estaban juntas, existía un profundo rencor y envidia que ninguna de las dos dudaba en mostrar cuando la otra se daba la vuelta.
Rumores, acusaciones e incluso algún que otro arañazo en la chapa de sus coches o una rueda pinchada eran habituales. No en vano se conocían desde el instituto y el amor de un chico ya las había convertido en enemigas feroces desde entonces.
A pesar de que habían pasado muchos años y de que a ambas les había ido muy bien en la vida ―ambas estaban casadas, residían en el barrio residencial más caro de la ciudad y gozaban de todo tipo de lujos―, su rencor no hacía más que crecer y aprovechaban cualquier excusa para competir en una ridícula carrera por ver cuál era mejor y si era posible ridiculizar a la otra. Este año no iba a ser la excepción, ya que en el barrio se celebraba un concurso por Halloween para ver quién llevaba el mejor disfraz y qué casa había sido mejor adornada.
Tanto Sara como Cathy confiaban en que ganarían ambos concursos. Sara había contratado a una diseñadora de ropa famosa para que le creara el disfraz de vampiresa más espectacular y sexy que jamás se había visto, incluso le habían confeccionado una prótesis dental a medida para simular sus colmillos. El resultado era digno de súper producción de Hollywood. Por su parte, Cathy llevaba un disfraz de bruja espectacular, no resaltaba su belleza como el de Sara pero era mucho más aterrador y llevaba varios trucos de magia para asustar a los niños, así como un enorme sapo vivo que guardaba en su bolsillo para asustar a los más valientes.
En cuanto a la decoración, ambas habían tirado la casa por la ventana y habían gastado varios miles de euros en iluminación, telarañas falsas, máquinas de humo seco, las más espectaculares calabazas talladas a mano y muñecos a tamaño real de todo tipo de monstruos.
Antes de comenzar los concursos ambas se dedicaron una mirada mezclada de odio y burla, pensando que la otra no tenía ninguna opción de ganar, ya que cada una guardaba un as en la manga para ganar el primer premio.
El concurso de disfraces transcurrió según lo previsto y poco tiempo después quedaban dos finalistas, Sara y Cathy. La falsa sonrisa de ambas mientras se mostraban en público era digna de un verdadero concurso de reinas de belleza, ambas tenían preparado su discurso de falsa modestia y fingida sorpresa. Lo que no esperaba Cathy es que Sara, mientras estaban en el escenario, abriera un poco más la raja de su falsa mostrando una de sus espectaculares piernas y dejando embelesado al jurado masculino que no dudó en coronarla como mejor disfraz. De poco le sirvió a Cathy haber llevado en la mano ese repulsivo sapo que parecía soltar un moco asqueroso, su esfuerzo había sido en vano y, si perdía el premio a mejor decoración, Sara se lo estaría restregando por la cara todo el año.
Pasados unos minutos comenzó el concurso y nuevamente no había sorpresas, las dos casas mejor decoradas eran las de Sara y Cathy. El jurado se acercó a la casa de Sara y allí empezó el verdadero festival: fuegos pirotécnicos, juegos de luces sincronizados con la música que eran coordinados por unos especialistas coreanos que le habían costado un ojo de la cara a Sara. Una decoración que parecía salida de una de las atracciones de un parque de diversiones. Pero el plato fuerte fue cuando liberaron al menos 100 gatos negros que tenían enjaulados y dispuestos a hacer aparición cuando acabara la música.
La gente quedó impresionada y estalló en aplausos, Cathy también quedó un poco preocupada, su sorpresa también era espectacular pero no esperaba que la competición fuese tan reñida. Rápidamente se apresuró a regresar a casa para coordinar el espectáculo, diez minutos después el jurado visitaría su hogar y tenía que estar todo dispuesto.
Al llegar ordenó a los miembros de su equipo (había contratado bailarines y técnicos de sonido) que se colocaran en sus puestos; pero estaba nerviosa, muy nerviosa y la gente cuando se encuentra en ese estado tiende a cometer errores.
El jurado llegó y su función comenzó, la casa en una completa oscuridad se iba iluminando a trozos y en cada una de las ventanas una pantalla y un proyector colocado por detrás mostraban diferentes habitaciones en las que había asesinos, se escuchaban gritos de tortura y salpicaba la sangre o aparecían fantasmas. Sin duda Cathy había optado más por el terror que por el espectáculo audiovisual como Sara. Pero su plato fuerte estaba a punto de comenzar…
De repente y al ritmo de Thriller de Michael Jackson, una manos empezaron a salir de debajo de la tierra de su jardín. Un espectacular grupo de baile disfrazado de zombis apareció en el cementerio figurado que había en su terreno y comenzó a bailar de forma sincronizada.
La gente bailaba, reía y grababa en vídeo todo el espectáculo, sin duda todo estaba saliendo a la perfección. Cathy desde lo alto de un árbol de su jardín preparaba el truco final, un conjunto de arneses atados a una rama alta servirían para que ella hiciera su aparición volando sobre su escoba. Era un sistema complicado que le habían tenido que explicar más de diez veces unos especialistas en escalada que había contratado. Los nervios del momento provocaron que Cathy tuviera un error fatal. Una de las cuerdas había quedado mal fijada y se soltó cuando Cathy saltó del árbol para aparecer volando sobre los zombis…
La cuerda restante se enredó en su ropa y el peso de su cuerpo comenzó a ahogarla, estaba colgando como si acabara de ahorcarse pero para su desgracia la muerte no tuvo la bondad de partirle el cuello; en su lugar, comenzó a asfixiarse lentamente mientras pataleaba luchando por su vida.
La gente no salía de su asombro, pensando que se trataba de parte del espectáculo aplaudían y coreaban el nombre de Cathy. La canción terminó y la risa malévola de la canción de Michael Jackson dio el broche final a una función impresionante. Las piernas de Cathy perdieron su fuerza y dejaron de moverse. Murió ahorcada sin que nadie se diera cuenta a pesar de que decenas de personas observaban el espectáculo.
Nadie dudaba de que Cathy debía ganar, incluso Sara reconoció en sus adentros que había sido vencida. El jurado dictaminó que era la justa ganadora del primer premio a la casa mejor decorada.
Pero nadie acudió a recoger el premio.
Mientras la gente se preguntaba dónde estaba Cathy, un grupo de niños se divertía jugando con el “muñeco” de bruja que colgaba del árbol. Le tiraban piedras y caramelos, estaba tan bien hecho que ninguno se atrevió a acercarse demasiado.
Hasta el día siguiente, nadie se dio cuenta que la bruja ahorcada que había en el jardín era en realidad Cathy, quien por su rivalidad con la vecina había dado la vida para ganar el concurso.
NOTA: Esta leyenda está inspirada en un caso, supuestamente real, de un hombre que decidió suicidarse ahorcándose en el árbol de su jardín en la noche de Halloween. La gente acostumbrada a la decoración típica de estas fechas no se dio cuenta de que el hombre no era un maniquí hasta el día siguiente, permaneciendo el muerto colgado durante horas.
LA GITANA:
Una mujer es abordada por una gitana en plena calle, la gitana con cara de asustada le avisa que detecta algo malo en su aura y que es necesario que le lea el futuro para ayudarla y salvar su vida. La mujer no le hace caso y…
Cuentan que un día una mujer caminaba por la calle cuando de pronto una gitana se le acercó corriendo y, en tono muy preocupado y algo agitado, le dijo que era clarividente y que había visto algo terrible en su aura que podría marcarle el destino. Para esclarecer bien de qué se trataba le tomó la mano y empezó a leer sus líneas, sin embargo sus visiones no parecían del todo claras por lo que le dijo a la mujer que debía volver por la noche para así poder ayudarla mejor con las cartas del tarot y la bola de cristal. La mujer le dijo desdeñosamente que no le hiciera perder el tiempo pero aún así la gitana le señaló su casa y le rogó que no olvidase venir esa misma noche.
Al llegar a su casa después del trabajo la mujer recordó las palabras de la gitana y se inquietó un tanto al pensar que si estaba tan preocupada y ni siquiera la cobró podría ser porque en verdad creyó ver algo. No obstante prefirió no ir al lugar indicado, no sabía cuales eran las intenciones reales y acudir de noche a un callejón apartado era muy peligroso.
A la mañana siguiente cuando fue no encontró a la gitana sino a una ancianita que le dijo que la gitana había salido y le había dejado una carta de suma importancia, una carta que debía ser leída cuanto antes fuera posible. Nuevamente la mujer no dio mucha importancia a la gitana y optó por leer la carta cuando estuviese en la comodidad de su hogar.
Una manzana antes de llegar a su casa la mujer tropezó y cayó en mitad de la carretera justo cuando un camión se venía a toda velocidad. El camión le hizo puré casi toda la mitad superior del cuerpo. Fue algo verdaderamente escalofriante.
Cuando la Policía llegó al lugar del accidente un detalle perturbador fue hallado en uno de los bolsillos del pantalón de la mujer. Allí, dobladita, había una pequeña carta que decía:
“Estimada señora, esta carta es para advertirle que el día de mañana no salga usted de su casa para nada, ya que ese día usted morirá atropellada. Ante su ausencia, decidí tirar las cartas del tarot por mi cuenta ya que realmente estaba preocupada por la mancha que vi en su aura… Espero que cuando lea esto no sea demasiado tarde”
SITUACIONES EXTREMAS ( EL PEAJE )
EL PEAJE:
Un hombre vivirá la experiencia más aterradora de su vida cuando un coche ocupado por unos individuos de peligroso aspecto se acerque a la cabina de peaje en la que trabaja por la noche. Era una noche aburrida y tediosa como cualquier otra en el gris trabajo de un viejo cajero de peaje. Además esa semana le tocaba trabajar en el turno de noche y el aburrimiento se multiplicaba en una de esas largas noches en las que casi no pasaba ni un vehículo. Su única compañía hubiese sido su compañero Ernesto, pero por desgracia a él esa noche le tocaba la entrada de camiones y vehículos pesados que se encontraba en la cabina más alejada. Hacían mas de veinte minutos desde que pasó el último coche y estaba empezando a perder su lucha contra el sueño cuando a lo lejos apareció uno de esos coches tuning que parecían una atracción de feria con sus luces de neón y su música a todo volumen… Escuchar Daddy Yankee a todo volumen a las cuatro de la mañana ya hubiese sido motivo suficiente para odiar al grupo de macacos que había en el interior del vehículo. Pero al bajar los cristales tintados de la ventanilla su repulsa aumentó al ver a un niñato de unos veinte años con una camiseta sin mangas y el típico cuerpo de haberse machacado en el gimnasio aderezado con un poco de esteroides. Además tenía todo el brazo, el cuello y parte de la cara tatuados, pero lo más impactante de su aspecto de matón de discoteca era una funda metálica en los dientes superiores que hacía que su aspecto fuera incluso más amenazante y aterrador. - ¿Qué pasa abuelo tengo algo pintado en la cara o qué? Tras hacer la pregunta se escucharon unas risas de los otros ocupantes del vehículo, debían ser unos tres mas y cuando vieron que su “líder” se envalentonó aprovecharon para asomarse por las ventanillas para ver la cara de miedo del viejete mientras su amigo le empezaba a molestar. - Vamos Tutankamón que no tenemos toda la noche ¿Cuánto es? - Un euro y medio – contestó el viejo sin levantar la cabeza. - ¡¡Pero serás ladrón!!! No me jodas cada día es más caro. - Tiene usted razón señor pero yo no pongo los precios, yo solamente soy un “mandao”. - Jajaja mira el viejales que educado que me llama de usted y todo. Me has caído bien Tutankamon, ¡¡¡Sal de la cabina que nos vamos de fiesta!!! - Disculpe señor pero no puedo abandonar mi puesto. - ¿Seguro que no te quieres venir? – El matón alargó el brazo y le dio un billete de cinco euros para pagar el peaje. - No, muchas gracias – le dijo el hombre que no levantaba la mirada del suelo de puro terror. Mientras contaba el cambio que tenía que devolverle aprovechó para levantar la barrera, cuanto antes se fueran mejor. - Aquí está su cambio señor – dijo tratando de no cruzar la mirada con él. En ese momento un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió como una fuerte mano le agarraba de la muñeca. - ¡¡¡Te vas a venir con nosotros quieras o no!!! – Mientras pronunciaba esas palabras sacó una cuerda y con un nudo que ya tenía preparado le ató la mano. Sin mediar mas palabra el matón aceleró su coche al máximo y salió quemando ruedas mientras de la ventanilla salía más y más cuerda que debían tener enrollada dentro del coche. El hombre paralizado por el miedo, intentó desesperadamente deshacer el nudo, pero era muy complejo y se notaba que lo habían preparado para resultar casi imposible deshacerlo. No sabía cuanta cuerda había dentro del coche y en cualquier momento recibiría un fuerte tirón que le podría arrancar el brazo o lo que es peor le arrastraría detrás del coche de los matones. Esa gente desalmada podrían arrastrar su cadáver durante kilómetros antes de soltar la cuerda. El hombre recordó que sus hijos le habían regalado una navaja suiza por el día del padre, una de esas multiusos que sirven para todo y en realidad no sirven para nada. Intentó en vano cortar la cuerda, pero parecía una de esas de alpinismo ultra resistentes y preparadas para soportar roces contra la roca y grandes tirones. Su compañero de trabajo al escuchar sus gritos salió corriendo hacía su cabina sin saber que sucedía y al ver la cuerda atada a la muñeca de su amigo y como el coche se alejaba a toda velocidad se quedó petrificado. Cuando todo parecía perdido, sucedió lo que menos se hubieran podido esperar, el otro extremo de la cuerda salió por la ventanilla del coche que se alejó a toda velocidad… Realmente la cuerda nunca había estado atada al interior del coche. Tan sólo fue una broma macabra y de mal gusto con la que los matones pretendían darle el susto de su vida al pobre hombre del peaje. Mientras su corazón bajaba el ritmo de pulsaciones, que a punto estuvieron de causarle un ataque cardíaco, se dio cuenta de que del miedo se había hecho pis encima, pero la verdad es que eso le importaba poco cuando había visto tan cerca la muerte. Esa noche no volvería a pasar sueño en su turno.
Un hombre vivirá la experiencia más aterradora de su vida cuando un coche ocupado por unos individuos de peligroso aspecto se acerque a la cabina de peaje en la que trabaja por la noche. Era una noche aburrida y tediosa como cualquier otra en el gris trabajo de un viejo cajero de peaje. Además esa semana le tocaba trabajar en el turno de noche y el aburrimiento se multiplicaba en una de esas largas noches en las que casi no pasaba ni un vehículo. Su única compañía hubiese sido su compañero Ernesto, pero por desgracia a él esa noche le tocaba la entrada de camiones y vehículos pesados que se encontraba en la cabina más alejada. Hacían mas de veinte minutos desde que pasó el último coche y estaba empezando a perder su lucha contra el sueño cuando a lo lejos apareció uno de esos coches tuning que parecían una atracción de feria con sus luces de neón y su música a todo volumen… Escuchar Daddy Yankee a todo volumen a las cuatro de la mañana ya hubiese sido motivo suficiente para odiar al grupo de macacos que había en el interior del vehículo. Pero al bajar los cristales tintados de la ventanilla su repulsa aumentó al ver a un niñato de unos veinte años con una camiseta sin mangas y el típico cuerpo de haberse machacado en el gimnasio aderezado con un poco de esteroides. Además tenía todo el brazo, el cuello y parte de la cara tatuados, pero lo más impactante de su aspecto de matón de discoteca era una funda metálica en los dientes superiores que hacía que su aspecto fuera incluso más amenazante y aterrador. - ¿Qué pasa abuelo tengo algo pintado en la cara o qué? Tras hacer la pregunta se escucharon unas risas de los otros ocupantes del vehículo, debían ser unos tres mas y cuando vieron que su “líder” se envalentonó aprovecharon para asomarse por las ventanillas para ver la cara de miedo del viejete mientras su amigo le empezaba a molestar. - Vamos Tutankamón que no tenemos toda la noche ¿Cuánto es? - Un euro y medio – contestó el viejo sin levantar la cabeza. - ¡¡Pero serás ladrón!!! No me jodas cada día es más caro. - Tiene usted razón señor pero yo no pongo los precios, yo solamente soy un “mandao”. - Jajaja mira el viejales que educado que me llama de usted y todo. Me has caído bien Tutankamon, ¡¡¡Sal de la cabina que nos vamos de fiesta!!! - Disculpe señor pero no puedo abandonar mi puesto. - ¿Seguro que no te quieres venir? – El matón alargó el brazo y le dio un billete de cinco euros para pagar el peaje. - No, muchas gracias – le dijo el hombre que no levantaba la mirada del suelo de puro terror. Mientras contaba el cambio que tenía que devolverle aprovechó para levantar la barrera, cuanto antes se fueran mejor. - Aquí está su cambio señor – dijo tratando de no cruzar la mirada con él. En ese momento un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió como una fuerte mano le agarraba de la muñeca. - ¡¡¡Te vas a venir con nosotros quieras o no!!! – Mientras pronunciaba esas palabras sacó una cuerda y con un nudo que ya tenía preparado le ató la mano. Sin mediar mas palabra el matón aceleró su coche al máximo y salió quemando ruedas mientras de la ventanilla salía más y más cuerda que debían tener enrollada dentro del coche. El hombre paralizado por el miedo, intentó desesperadamente deshacer el nudo, pero era muy complejo y se notaba que lo habían preparado para resultar casi imposible deshacerlo. No sabía cuanta cuerda había dentro del coche y en cualquier momento recibiría un fuerte tirón que le podría arrancar el brazo o lo que es peor le arrastraría detrás del coche de los matones. Esa gente desalmada podrían arrastrar su cadáver durante kilómetros antes de soltar la cuerda. El hombre recordó que sus hijos le habían regalado una navaja suiza por el día del padre, una de esas multiusos que sirven para todo y en realidad no sirven para nada. Intentó en vano cortar la cuerda, pero parecía una de esas de alpinismo ultra resistentes y preparadas para soportar roces contra la roca y grandes tirones. Su compañero de trabajo al escuchar sus gritos salió corriendo hacía su cabina sin saber que sucedía y al ver la cuerda atada a la muñeca de su amigo y como el coche se alejaba a toda velocidad se quedó petrificado. Cuando todo parecía perdido, sucedió lo que menos se hubieran podido esperar, el otro extremo de la cuerda salió por la ventanilla del coche que se alejó a toda velocidad… Realmente la cuerda nunca había estado atada al interior del coche. Tan sólo fue una broma macabra y de mal gusto con la que los matones pretendían darle el susto de su vida al pobre hombre del peaje. Mientras su corazón bajaba el ritmo de pulsaciones, que a punto estuvieron de causarle un ataque cardíaco, se dio cuenta de que del miedo se había hecho pis encima, pero la verdad es que eso le importaba poco cuando había visto tan cerca la muerte. Esa noche no volvería a pasar sueño en su turno.
OBJETOS MALDITOS (LA MUÑECA ENTERRADA)
LA MUÑECA ENTERRADA:
Dos amigos encuentran enterrada en el bosque una extraña muñeca tuerta que parece haberse convertida en la casa de cientos de gusanos y bichos. Un escalofrío les recorrerá la espalda al desenterrarla, nunca debieron haberlo hecho… Pedro era casi como un hermano para Juan ya que ambos se conocían desde hace algunos años y eran inseparables. Los dos iban al mismo instituto, estaban en la misma clase y, casi siempre que organizaban trabajos en grupo se juntaban. Un día la maestra de Ciencias Naturales mandó una tarea bastante rara aunque ciertamente entretenida: los alumnos debían traer muestras de distintos tipos de tierra según el nivel de profundidad, guardando en bolsitas un puñado de tierra cada cinco centímetros que horadaran en ella. Como de costumbre, Juan y Pedro se juntaron para trabajar, aunque en realidad aquello de “trabajar” era un pretexto, una excusa perfecta para que ambos consigan el permiso de sus padres para ir al bosque de las afueras de la ciudad. Una vez allí decidieron que no deberían adentrarse demasiado ya que correrían el peligro de perderse, no sería la primera vez que algún excursionista poco experimentado se desorientaba en él (en algunos casos con funestos resultados). Marcaron con una tiza todos los árboles por los que pasaban para no confundir el camino de vuelta y empezaron a adentrarse un poco más de lo pactado en las profundidades de la imponente masa de árboles. Llegado a un punto un extraño claro les llamó la atención. – Este sitio es perfecto para escavar, aquí seguro que no nos molestan las raíces de los árboles y además esas piedras parecen “cómodas” y podemos sentarnos a comer un bocadillo- dijo Juan. – El bocadillo me lo comeré yo mientras escavas, porque desde luego yo no me pienso ensuciar la camiseta nueva” – bromeó Pedro poniendo voz de niña consentida. – Hagamos una cosa, nos comemos el bocadillo ahora y con el estómago lleno nos lo jugamos a cara o cruz” – dijo Juan que tenía hambre desde hacía casi una hora. Tras quince o veinte minutos de risas y bromas, acabaron su almuerzo y Juan sacó una moneda. – El que pierda empieza, estamos cinco minutos cada uno y continúa el otro. Que por la “bruja de ciencias” no me pienso partir la espalda. Tampoco vamos a enterrar a nadie, así que 50 centímetros de profundidad como mucho. – Vale, prepárate a perder – dijo Pedro mientras sacaba de su mochila las herramientas de jardinería que le había pedido prestadas a su padre. Juan perdió el lanzamiento y un poco desganado empezó a buscar por todas partes para elegir donde comenzar a cavar. Vio de pronto un montón de hongos rojos con puntos blancos, todos creciendo juntos en el mismo lugar. Aquello suscitó en él un entusiasmo infantil que le hizo correr a cavar en el lugar como si las setas le indicasen con su presencia la posibilidad de encontrar algo extraño bajo tierra. – Le voy a guardar unas pocas setas a la bruja, con un poco de suerte serán venenosas jajaja – dijo mientras metía en una de las pequeñas bolsas una muestra de tierra de la superficie. Al tocar la tierra con sus manos sintió un escalofrío por todo el cuerpo, de pronto comenzó a tener miedo y se levantó de golpe. – ¡Tengo frío, aquí hace más frío que en todo el bosque! – le gritó a Pedro. – ¡Jajaja!, ay sí, ay sí, estás encima de un lugar maldito o hay un fantasma justo donde estás cavando – le dijo Pedro ridiculizando a su amigo. Juan por hacerse el valiente siguió cavando y juntando la tierra en bolsitas diferentes cada cinco centímetros de profundidad. Entretanto, Pedro exploraba el paisaje y jugaba al fútbol con una piedra. – ¡Mira! – gritó Juan cuando llevaba unos minutos cavando. Pedro fue corriendo a ver lo que Juan le mostraba con tanta exaltación, una muñeca pelirroja de unos treinta centímetros. Al mirarla sintió que un escalofrío le recorría la médula y que el asco se anudaba en su cuello como una larga escolopendra llena de punzantes y grotescas patas. – ¡Aaaaaggh suelta eso! – exclamó Pedro con una mezcla de terror y asco mientras se apartaba de aquella repulsiva muñeca tuerta que Juan sostenía en su mano. Juan que parecía confundido miró de nuevo a la muñeca y la soltó horrorizado al ver lo mismo que Pedro: gusanos, enormes gusanos blancos. Se contorsionaban dentro de la cabeza de goma de la muñeca, se agitaban como poseídos y comenzaron a sacar sus pequeñas cabezas por la cavidad en que alguna vez estuvo el ojo faltante de esa muñeca pelirroja cubierta por una ropa que misteriosamente conservaba su blancura casi intacta… – Pero si cuando la desenterré estaba bien, era preciosa y parecía sonreírme. El único ojo que le quedaba a la muñeca era inquietante: grande pero con la parte blanca pintada de negro y con un iris pequeño e intensamente rojo en el cual había una diminuta y demoníaca pupila. ¿Qué clase de enfermo mental habría escondido una muñeca tuerta bajo tierra? ¿Por qué los gusanos se aglomeraban en la cabeza de la muñeca? ¿Sería verdad lo del frío que mencionó Juan? Ambos chicos, realmente asustados, salieron corriendo del lugar, sintiendo como la mirada del único ojo de esa muñeca se les clavaba en la espalda. Únicamente pararon un par de veces, veces en las que Juan se detuvo a vomitar, cosa normal si pensamos que tuvo en sus manos cientos de gusanos sin darse cuenta. Pero al llegar a casa a Juan parecía que no le abandonaban las nauseas, seguía vomitando y su cara tornó a un tono amarillento pálido. Los dos amigos pensaron que se recuperaría en una par de horas, pero no fue así, con el paso de los días cada vez estaba más delgado, pálido y débil. Tenía el aspecto de uno de esos enfermos terminales que llevan años luchando contra la muerte en una habitación de hospital y los médicos no acertaban a diagnosticar una causa para su enfermedad. Una semana después de desenterrar la muñeca Juan murió.
Desconsolado por la muerte de su amigo, Pedro empezó a relacionarse cada vez menos con los demás y a pasar los recreos en la biblioteca del colegio, en su casa devoraba libros ávidamente y los fines de semana visitaba librerías. Los libros eran sus nuevos amigos, y su refugio. Buscaba explicaciones médicas y poder entender que le pasó a su amigo, pero los síntomas que sufrió Juan eran tantos que parecía que había contraído varias enfermedades mortales simultáneamente.
Un día, en una extraña librería, Pedro encontró dentro de la sección de Esoterismo un libro sobre ritos y leyendas. Era un libro viejo y usado, un libro de esos que ya casi no se encuentran y que tienen extraños dibujos entre sus páginas cubiertas de polvo. Allí decía lo siguiente junto al dibujo de una muñeca igual (excepto por que no estaba tuerta) a la que encontró su amigo:
‹‹El que tenga un mal incurable, que entierre una muñeca igual a ésta mientras entona esta invocación. Su enfermedad quedará atrapada en la muñeca. Pero el primero que la encontrase recibirá la enfermedad y morirá salvo que realice este mismo ritual››
Todo estaba claro: los gusanos, los hongos, el frío, todos eran indicios de que la muñeca que encontraron en el bosque era una muñeca maldita. Una muñeca en la que por medio de algún pacto o brujería alguien había desatado una maldición que condenaría a enfermar a aquel que la encontrara mientras él curaba su cuerpo y sentenciaba su alma.
En algunas creencias del vudú el uso de muñecos que simbolizan personas es habitual, estos “fetiches” pueden tanto usarse para hacer daño como para controlar a sus víctimas. En sí el muñeco es la representación de una persona y sufre y padece todos sus males y por contrapartida todo daño o mal hecho al muñeco lo sufre la persona ligada. Esta leyenda probablemente naciera como la adaptación de estas prácticas de magia negra.
Dos amigos encuentran enterrada en el bosque una extraña muñeca tuerta que parece haberse convertida en la casa de cientos de gusanos y bichos. Un escalofrío les recorrerá la espalda al desenterrarla, nunca debieron haberlo hecho… Pedro era casi como un hermano para Juan ya que ambos se conocían desde hace algunos años y eran inseparables. Los dos iban al mismo instituto, estaban en la misma clase y, casi siempre que organizaban trabajos en grupo se juntaban. Un día la maestra de Ciencias Naturales mandó una tarea bastante rara aunque ciertamente entretenida: los alumnos debían traer muestras de distintos tipos de tierra según el nivel de profundidad, guardando en bolsitas un puñado de tierra cada cinco centímetros que horadaran en ella. Como de costumbre, Juan y Pedro se juntaron para trabajar, aunque en realidad aquello de “trabajar” era un pretexto, una excusa perfecta para que ambos consigan el permiso de sus padres para ir al bosque de las afueras de la ciudad. Una vez allí decidieron que no deberían adentrarse demasiado ya que correrían el peligro de perderse, no sería la primera vez que algún excursionista poco experimentado se desorientaba en él (en algunos casos con funestos resultados). Marcaron con una tiza todos los árboles por los que pasaban para no confundir el camino de vuelta y empezaron a adentrarse un poco más de lo pactado en las profundidades de la imponente masa de árboles. Llegado a un punto un extraño claro les llamó la atención. – Este sitio es perfecto para escavar, aquí seguro que no nos molestan las raíces de los árboles y además esas piedras parecen “cómodas” y podemos sentarnos a comer un bocadillo- dijo Juan. – El bocadillo me lo comeré yo mientras escavas, porque desde luego yo no me pienso ensuciar la camiseta nueva” – bromeó Pedro poniendo voz de niña consentida. – Hagamos una cosa, nos comemos el bocadillo ahora y con el estómago lleno nos lo jugamos a cara o cruz” – dijo Juan que tenía hambre desde hacía casi una hora. Tras quince o veinte minutos de risas y bromas, acabaron su almuerzo y Juan sacó una moneda. – El que pierda empieza, estamos cinco minutos cada uno y continúa el otro. Que por la “bruja de ciencias” no me pienso partir la espalda. Tampoco vamos a enterrar a nadie, así que 50 centímetros de profundidad como mucho. – Vale, prepárate a perder – dijo Pedro mientras sacaba de su mochila las herramientas de jardinería que le había pedido prestadas a su padre. Juan perdió el lanzamiento y un poco desganado empezó a buscar por todas partes para elegir donde comenzar a cavar. Vio de pronto un montón de hongos rojos con puntos blancos, todos creciendo juntos en el mismo lugar. Aquello suscitó en él un entusiasmo infantil que le hizo correr a cavar en el lugar como si las setas le indicasen con su presencia la posibilidad de encontrar algo extraño bajo tierra. – Le voy a guardar unas pocas setas a la bruja, con un poco de suerte serán venenosas jajaja – dijo mientras metía en una de las pequeñas bolsas una muestra de tierra de la superficie. Al tocar la tierra con sus manos sintió un escalofrío por todo el cuerpo, de pronto comenzó a tener miedo y se levantó de golpe. – ¡Tengo frío, aquí hace más frío que en todo el bosque! – le gritó a Pedro. – ¡Jajaja!, ay sí, ay sí, estás encima de un lugar maldito o hay un fantasma justo donde estás cavando – le dijo Pedro ridiculizando a su amigo. Juan por hacerse el valiente siguió cavando y juntando la tierra en bolsitas diferentes cada cinco centímetros de profundidad. Entretanto, Pedro exploraba el paisaje y jugaba al fútbol con una piedra. – ¡Mira! – gritó Juan cuando llevaba unos minutos cavando. Pedro fue corriendo a ver lo que Juan le mostraba con tanta exaltación, una muñeca pelirroja de unos treinta centímetros. Al mirarla sintió que un escalofrío le recorría la médula y que el asco se anudaba en su cuello como una larga escolopendra llena de punzantes y grotescas patas. – ¡Aaaaaggh suelta eso! – exclamó Pedro con una mezcla de terror y asco mientras se apartaba de aquella repulsiva muñeca tuerta que Juan sostenía en su mano. Juan que parecía confundido miró de nuevo a la muñeca y la soltó horrorizado al ver lo mismo que Pedro: gusanos, enormes gusanos blancos. Se contorsionaban dentro de la cabeza de goma de la muñeca, se agitaban como poseídos y comenzaron a sacar sus pequeñas cabezas por la cavidad en que alguna vez estuvo el ojo faltante de esa muñeca pelirroja cubierta por una ropa que misteriosamente conservaba su blancura casi intacta… – Pero si cuando la desenterré estaba bien, era preciosa y parecía sonreírme. El único ojo que le quedaba a la muñeca era inquietante: grande pero con la parte blanca pintada de negro y con un iris pequeño e intensamente rojo en el cual había una diminuta y demoníaca pupila. ¿Qué clase de enfermo mental habría escondido una muñeca tuerta bajo tierra? ¿Por qué los gusanos se aglomeraban en la cabeza de la muñeca? ¿Sería verdad lo del frío que mencionó Juan? Ambos chicos, realmente asustados, salieron corriendo del lugar, sintiendo como la mirada del único ojo de esa muñeca se les clavaba en la espalda. Únicamente pararon un par de veces, veces en las que Juan se detuvo a vomitar, cosa normal si pensamos que tuvo en sus manos cientos de gusanos sin darse cuenta. Pero al llegar a casa a Juan parecía que no le abandonaban las nauseas, seguía vomitando y su cara tornó a un tono amarillento pálido. Los dos amigos pensaron que se recuperaría en una par de horas, pero no fue así, con el paso de los días cada vez estaba más delgado, pálido y débil. Tenía el aspecto de uno de esos enfermos terminales que llevan años luchando contra la muerte en una habitación de hospital y los médicos no acertaban a diagnosticar una causa para su enfermedad. Una semana después de desenterrar la muñeca Juan murió.
OBJETOS MALDITOS (EL CUADRO DE ROSE MARY)
EL CUADRO DE ROSE MARY:
Cuenta la leyenda que existe un misterioso óleo en el que se ve a una hermosa pelirroja bebiendo el té; su nombre, grabado en el cuadro, es “Rose Mary”. Dicen que el óleo aparecía en carreteras o inesperados lugares, siempre ante hombres que, impresionados por su belleza, se llevaban el cuadro sin pensar que Rose Mary los seduciría y los conduciría al mal y a la muerte… Aarón Jones conducía a su casa, donde su esposa, Audrey Simmons, lo esperaba. Se habían casado hacia dos años, aún no tenían hijos, aunque sí los deseaban. La casa parecía muy sola, faltaba el ruido de los niños pequeños corriendo por sus pasillos y los gritos de alegría mientras juegan. Aarón pensaba en eso todos los días cuando recorría el trayecto a casa, pero esta vez sus pensamientos fueron interrumpidos por una preciosa imagen: había un cuadro abandonado en mitad de la carretera, un cuadro que parecía mostrar a una mujer de la época colonial tomando el té mientras leía un libro cubierta por una sombrilla del mismo color que su hermoso vestido rojo carmesí. Estaba cubierto de polvo y tenía un recuadro de metal en la parte inferior de su marco, una leyenda tal vez. Al pasar la manga de su camisa se pudo leer “Rose Mary”. Maravillado por la belleza del cuadro, Aarón lo subió a su vehículo pues era algo encantador que pensaba colocar en la habitación principal, justo en lo alto de la pared, donde se vería muy bien y todos los visitantes dirían que era espectacular y preguntarían sobre su origen, carcomidos en secreto por la envidia. Con una sonrisa en su rostro Aarón continuó en el largo trayecto hacia su hogar, dulce hogar, donde seguramente su esposa Audrey lo esperaría con una sonrisa en la puerta, como una fiel guardiana. —Cariño, al fin llegas, te estoy esperando, la cena está lista, está saliendo del horno. —le dijo Audrey abriendo la puerta para entrar a casa, pero Aarón la detuvo cuando dio media vuelta. —Espera, tengo que mostrarte algo, quedarás impresionada al verlo. Es algo maravilloso, además debe valer una fortuna, amor. Aarón lo sacó del auto, donde lo aprisionaba con una avaricia inmensa, Audrey sólo lo miró de reojo, no le llamaba la atención la pintura. Después entraron a casa ya que fuera hacía un poco de frío. Mientras Aarón colgaba en la pared el cuadro, Audrey servía la cena, los dos se sentaron en la mesa, pero él no dejaba de observar el retrato, parecía enamorado de la pintura, parecía ausente, su mente estaba ocupada con la imagen. —¿Podrías dejar de verlo? —dijo Audrey con celos y enojo: odiaba ese cuadro cada vez más, parecía que quería robarle el amor de su marido, tal vez por eso se había atravesado en su camino.- Él simplemente contemplaba aquella imagen colonial, sin siquiera darse cuenta de lo que pasaba a su lado, perdido en la imaginación, en los cabellos de la chica y en aquellos ojos que parecían reflejarlo. Parecía tan real, pero solo era un cuadro, un cuadro que ni respirar podía. —Es qué acaso no lo ves, es una hermosa obra de arte. Al oír eso, Audrey se levantó lanzando la vajilla con un fuerte estruendo sobre la mesa de caoba, pero a su marido pareció interesarle poco que se retirara del comedor enfadada. No dejaba de contemplar aquel cuadro, solo faltaba que se moviera y le hablara. “Es hermosa”, susurró para él solo, se retiró de la mesa y salió al patio, pero en su mente seguía aquella mujer invitándolo a entrar en aquel antiguo lugar de primavera. Todo parecía quedar pequeño ante su nueva adquisición, “la casa es muy pequeña para esta maravillosa pintura”, pensaba Aarón sin importarle la opinión de su mujer ni el hecho de que viviera en un impresionante caserón. “Ojalá la pintura viviera”, comentó para sí mismo mientras contemplaba el cielo estrellado y sentía el viento fresco que corría en ese día sin nubes donde se veía fácilmente la maravilla de la Naturaleza, estupenda sin duda alguna, pero carente de intensidad en comparación con la maravilla que tenía en casa (y no precisamente se refería a su esposa…). Algo extraño le sucedía con esa mujer del retrato, algo que ni Dios mismo podía explicar, una obsesión que llevaba a otro nivel superior. “Que el cuadro viva”, se dijo en voz baja tal vez para que los vecinos que ahora dormían no lo escucharan, o solo para que su mujer que lo observaba por la ventana no se enfadara. Entró a su casa de nuevo cuando las luces se apagaban. No tenía importancia saber qué hora era, ni qué pensaría de él su mujer. Ya adentro, entre las sombras miró a aquella mujer tomando el té. Una mujer de belleza enigmática, con algo que no sabría muy bien definir pero que le atraía de manera increíble. No importaba si no era del gusto de su pareja, si Audrey no quería el cuadro con él, él mismo se iría solo con su nueva y preciosa mujer de pintura. Subió la escalera paso a paso lentamente hasta llegar a lo que era su habitación. Allí su mujer dormía o eso parecía, pues quizá solo aparentaba dormir para no tener una pelea más. Ellos rara vez peleaban, pero Audrey era muy celosa. “Qué estúpidas que pueden volverse las mujeres cuando sienten celos. Tener celos de un cuadro, como si la chica del cuadro fuese a cobrar vida y seducirme, ¡vaya idiotez!”, se dijo interiormente Aarón mientras miraba a Audrey con cierto disgusto, aunque luego le vino a la mente la chica del cuadro y todo lo que quiso fue dormir para soñar con ella, para estar en sus brazos y bucear en el encanto de sus ojos… ………. Abrió sus ojos, frente a él, en aquel ventanal de su habitación, el sol resplandecía. Rose Mary estaba sentada. Tomaba el té con la elegancia de toda una princesa, brillaba como una estrella, resplandecía como el sol y era elegante como la luna. —Siéntate, cariño, ven aquí a mi lado. Lo invitaba a sentarse. Él, con una sonrisa de enamorado atontado, tomando su mano enguantada empezó a besarle. Ella lo observaba con tanta maravilla y cariño. De pronto observó por la ventana: las nubes tapaban el sol y un torbellino empezó a girar en su dirección, se hacía más y más grande, como un gigantesco tornado. Chocó en su ventana mientras los cristales se rompían, y él despertó, despertó de aquel sueño que no quería abandonar. Fue como si el ruido de los vidrios que estallaban lo hubiera devuelto a la realidad, o al menos eso parecía. Bajó las escaleras con cansancio y sin cuidado, no le importaba tropezar, aún llevaba la misma ropa de ayer. Llegó hasta la habitación principal, la puerta se encontraba abierta. El cuadro que daba vista hacia la cocina no estaba, de seguro fue esa fastidiosa niña a la cual tenía como esposa, una chica molesta y explosiva. Algo sin embargo había pasado: ahí seguía esa mujer clavada en la pared, pero había algo extraño en ella, había crecido, se había expandido, la torre Eiffel de Paris se observaba, y un paisaje crecía a su lado. Se veía la casa de ella y un castillo, personas bailando, hombres retratando a las más bellas damas y una orquesta clásica Definitivamente el cuadro había sido alterado, pero era imposible que lo hubiese hecho Audrey pues ella nunca había tocado brocha alguna y los cambios eran formidables. O quién sabe, quizá contrató a un gran pintor, mas… ¿dónde rayos estaba Audrey? Tal vez estaba de compras en el supermercado y había olvidado cerrar su puerta. Aarón giró su cuello: el cuadro crecía más y más, como si fueran raíces creciendo sobre su pared. Una planta maravillosa, que se extendía en las ventanas, las tapizaba como si fueran ladrillos de un mágico castillo. Y el cuadro crecía más y más, con los duques de Francia, señoritas y ancianos elegantes, flores rojas que parecían abrirse de pétalo en pétalo, mariposas y aves que revoloteaban en el cielo, ventanales gigantes donde la luz se filtraba, niños jugueteando ante sus ojos maravillados. Todo era tan extraño, tan mágico y confuso en aquel proceso que se desplegó hasta que el lugar en que él se hallaba fue sellado y, así como salida de la nada, Rose estaba frente a él, mirándolo con dulzura (y algo de pasión) porque había sido el hombre que la recogió en aquella oscura y fría noche, el hombre que la colocó en un cálido hogar. —¿Quieres estar conmigo? —preguntó entusiasmada aquella mujer y él asintió con una seña afirmativa, besó sus labios, mientras ella resbalaba por su cuello, con un tremenda pasión, mostrando su escote. —Espera, aquí no se puede, antes tienes que hacerme un favor, sobre todo si quieres estar conmigo —dijo aquella mujer mientras él afirmaba sus acciones sin dejar de tocarla. —Mata a tu esposa. Al oír eso él se detuvo un momento, la miró a sus claros ojos, a sus pupilas que parecían dilatarse un poco. Estando en sí, se habría negado rotundamente, se habría indignado, a pesar de lo tonta que a veces le parecía Audrey. Pero el punto es que estaba fuera de sí mismo. Estaba atrapado, encantado por esa mirada que le ofrecía cosas por las que renunciaría al mismo cielo así que…¿Por qué no condenarse al infierno y matar a Audrey? —Sí, por ti asesinaría hasta al archiduque de Francia. —dijo Aarón arrebatado y continuó besando los brazos de ella sin que ésta se opusiese a su cariño. ………. Un portazo lo despertó (ahora sí realmente despertó), su esposa había llegado, el cuadro no se encontraba en la pared, ella sostenía una bolsa, tal vez era el almuerzo de esa mañana. —¿Dónde está? —preguntó dirigiéndose hacia Audrey. —¿Dónde está? —decía más enfurecido. —¿Dónde está?… No sé dónde está y no me interesa, tal vez se fue caminando. —dijo ella con ironía y luego caminó hacia donde estaba la cocina, dejó la bolsa sobre la mesa, y de espaldas empezó a hablar. —Te dejé un poco del almuerzo en el refrigerador, lo calientas en el microondas. Tras decir eso, giró y se encontró cara a cara con su marido. Un golpe en la cabeza la hizo caer. Aarón había tomado de un estante cercano el retrato (grande y con marco de acero) de su boda y, con ese símbolo de unión, le había propinado un golpe bárbaro… Audrey abrió un poco los ojos pero la sangre le nublaba la vista. No podía reaccionar, no podía creer lo que estaba pasando. Todo lo que sentía era miedo, decepción y un breve e intenso relámpago de dolor y compasión por la monstruosa transformación que había experimentado su marido. —¿Aarón? Dime qué te hizo la mujer del cuadro, dime qué te hice yo —dijo Audrey con los ojos nublados ya no solo por la sangre sino por las últimas lágrimas que lloró antes de que Aarón despertase de la duda que por un momento detuvo sus manos asesinas… Fue un golpe tras otro. Nada lo detenía, ni los gritos de ella ni el ver como su carita se iba transformando en un penoso amasijo de carne y hueso. Solo se detuvo al reventarle el cráneo La escena era horrenda pero pronto estaría fuera de ese lugar. Qué más daban esas manchas de sangre. Arrastró su cuerpo hasta el baño manchando el suelo de escarlata. Abrió el grifo del agua y esta empezó a salir llenando rápidamente la bañera, allí puso el cadáver de Audrey con la mitad del cráneo aplastado. —Te lo dije, perra, ¿dónde está mi cuadro? Miró al cadáver y lo colocó sobre el agua que se estancaba en aquella bañera, el rostro de su mujer se hundía en la clara agua provocando que fuera difícil de ver. El agua carmesí y el negro de sus cabellos era una combinación extraña que mareaba, pero él salió de aquel cuarto sin importarle que el agua continuara saliendo hasta desbordarse. El sótano era el lugar más seguro en que Audrey podría haber ocultado su cuadro. Y ahí estaba oculto detrás de algunos oxidados metales. Se encontraba partido a la mitad y Rose Mary parecía haber desaparecido de la pintura. De pronto un susurro resopló en su nuca: era ella, su querida Rose Mary, la dueña de su alma, aquella que le robó sus acciones, su cerebro, su corazón… Giró su cuello. Corrió tras ella escaleras arriba como un niño dispuesto a abrir sus regalos en la mañana de navidad. Un lazo que antes había adornado su preciosa cabellera color fuego se encontraba en la entrada de la cocina marcándole donde había entrado su amor: ahí estaba esa hermosa pelirroja, tomando el té. Cuando el reloj marcaba las doce, su sueño se cumplió. —Vamos, amor, lo has logrado, has llegado a mi corazón cumpliendo mi suplica, eres un honorable caballero. Sirvió té en una pequeña taza, Aarón se sentó sobre el sofá y empezó a besarla. —Vamos, toma tu té, y estaremos juntos por siempre, vamos, bébelo. De un solo trago el té pasó por su garganta, la taza rodó por la alfombra y él cayó en brazos de su Rose. Entonces sus ojos empezaron a nublarse y a fallar. En unos pocos minutos, la vida de Aarón se apagó. …………… Gerald Taylor, el vecino de los Jones, se extrañó porque hacía semanas que no había visto a Aarón y Audrey salir de su hogar. Por eso un día fue a tocar su puerta, pero nadie respondía y un olor nauseabundo invadía el ambiente, como si un perro estuviera pudriéndose. Dentro se escuchaba el goteo constante del agua, incluso el suelo del jardín se encontraba húmedo, la hierba había crecido hasta casi llegar a sus rodillas, la cerradura de la puerta no tenía candado alguno y el cadáver de Aarón se podía ver a pocos metros de la entrada de la casa, inerte en el suelo de la cocina. Consternado, Gerald salió corriendo al primer teléfono que encontró y la Policía llegó en instantes. El forense y los peritos tenían una teoría, pero el agua había dañado muchas pruebas. En opinión de los forenses, al parecer habían golpeado brutalmente a Audrey Simmons hasta reventarle la mitad del cráneo, tras lo cual la arrastraron hasta la bañera.
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